Cantabria, sustantivo

Habiendo en España otras comunidades uniprovinciales, no las llaman por el nombre de sus capitales, léase, Principado de Oviedo, Comunidad Foral de Pamplona o Comunidad Autónoma de Logroño.

Hartas son las veces que la gente de fuera de la región sigue mezclando el nombre de Cantabria con el de Santander para referirse a nuestra región. La verdad es que a un foramontano cómo servidor, lo que le ubica en el mapa ante la pregunta de un foráneo sobre mi procedencia, es el nombre Santander. Pero, si hemos de ser justos con la historia y con nuestra región, Cantabria es el sustantivo a reivindicar.

El hecho de que el sistema educativo durante la dictadura franquista denominase las provincias por el nombre de sus capitales, ha marcado a fuego en varias generaciones, que esa porción de tierra, entre Asturias y el País Vasco, se llama Santander. Y aún no es extraño encontrar en los medios nacionales, periodistas y periolistos que sienten urticaria cuando uno paisanos exiliado dice «Cantabria». Será por nostalgia o por aversión al desastroso sistema autonómico, pero se resisten a llamar a las cosas por su nombre, sin ser conscientes de que están siendo incoherentes y están faltando a la historia.

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Son incoherentes, porque habiendo en España otras comunidades uniprovinciales, no las llaman por el nombre de sus capitales, léase, Principado de Oviedo, Comunidad Foral de Pamplona o Comunidad Autónoma de Logroño.

Y faltan a la historia, porque Cantabria se ha utilizado desde hace bastante tiempo para denominar a nuestra región, comarcas adyacentes e incluso accidentes geográficos desde hace varios siglos. Aún espero que los periolistos me expliquen en un plató porqué no corrigen al señor del bigote cuando les habla de anchoas del Cantábrico y no del Mar Santanderino.

Pase que desconozcan los escritos de Catón el Viejo, o que Augusto vinese a terminar las guerras cántabras, o que en la época de Pelayo, su mujer fuese hija del Dux (duque) cántabro. Pero es un tanto terrible desconocer, que ya en la época de la Ilustración, cuando Santander se hizo sede episcopal (1754), la junta de los nueve valles solicita el establecimiento de la «Provincia de Cantabria», que excluía precisamente a Santander. Ésta provincia estuvo vigente hasta 1801, desde su establecimiento en 1779, 22 años, casi nada. Posteriormente, Santander consiguió formar parte de la provincia, aportando consigo la provincia marítima de Santander (primera vez que se identifica la tierruca con una bandera blanquiroja) y aunque la provincia tuvo el nombre oficial de Santander, hasta la época de la II República, que estuvo en vías de ser adoptado de nuevo gracias a un estato, nunca aprobado por el estallido de la Guerra Civil.

Sin embargo, la oficialidad del nombre de Santander, no hizo que se perdiera el nombre de Cantabria, que utilizado indistintamente con el de La Montaña, hacía que se distinguiese a la gente de la tierruca como cántabros y/o montañeses. Y para muestra un botón, bueno, mejor una lápida, la de un cardenal, que aunque muchos reclaman vizcaino, su lápida no deja la menor duda de dónde tenía sus raíces:

 

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Lápida del Cardenal Gardoqui en la Basílica de Santa Anastasia, Roma.

 

El cardenal Gardoqui (1747 – 1820), fue uno de los cardenales más influyentes de su tiempo, y sus grandes dotes y conocimientos de derecho le valieron llegar tan lejos en la carrera eclesiástica. Si atendemos con detalle a la primera frase de la lápida se ve con claridad:

«Cantabro. Domo Flaviobriga»

blanco y en botella, cántabro, de Castro Urdiales. Recordemos que su muerte fue en 1820, cuando ya estaba en vigor la denominación oficial de «Provincia de Santander» y Castro pertenecía a ella, tras un breve periódo en el que formó parte de Vizcaya. Para los curiosos, la lápida está en la iglesia de Santa Anastasia en Roma, a pocos metros del Circo Massimo y en las laderas del Palatino. Es obvio que el cardenal usó el gentilicio más común y oficioso para la gente de nuestra tierra en su época, y frente a lo que mucha gente aún piensa, el sustantivo Cantabria, no es un capricho de la transición, ni un delirio regionalista. La historia lo avala como hemos visto.

Con ésta pequeña curiosidad histórica, sólo quiero reclamar el uso correcto del nombre de nuestra tierruca, y también darle difusión, ya que por experiencia propia, poca gente nos conoce como Cantabria, mucho menos fuera de España.

 

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La nueva Reconquista: Soberanía alimentaria y el mundo rural.

No todo está perdido, pero hay que saber que los problemas que hay enfrente no son pequeños ni leves, el futuro de nuestra sociedad depende en gran parte de sostener el mundo rural. Su recuperación y la soberanía alimentaria es posible.

plowed-1565893_1920En los tiempos de Cristuébalo, la parte central de la península ibérica se convirtió en poco más que un páramo abandonado. Las ciudades hispano-romanas de la época visigoda quedaron desiertas, bien por las acciones de conquista de los musulmanes, bien por huida de sus habitantes hacia el refugio de la Cordillera Cantábrica o por acción de los reinos cristianos que decidieron despoblarlas al no poder defenderlas ante las acciones de castigo de los invasores árabes.

El efecto de ello, fue que gran parte de las cuencas del Duero y Tajo se poblasen de bandidos, trashumantes, algunos reductos de labradores y pequeñas poblaciones en las antiguas urbes. Poco a poco, y con mucho esfuerzo, mediante la valentía de foramontanos, la concesion de cartas-puebla, dotación de privilegios a castillos y abadías y la edificación de plazas fuertes, monasterios, etc, y no sin mucho sufrimiento, se fueron recuperando aquellas tierras otrora prósperas y se volvieron a poner en producción.

Hoy día, la situación va camino de repetirse, ésta vez no hay invasores, si no evasores; salvo la anomalía de Madrid y grandes ciudades como Zaragoza, Burgos o Valladolid, el centro de España está despoblándose a marchas forzadas y el medio rural se abandona: según datos de la Federacion Española de Municipios y Provincias, la mitad de los municipios de España está en riesgo de desaparecer. La gente ya no huye del pueblo a la capital, si no que de la capital de la provincia huye hacia las zonas costeras (más desarrolladas) o a Madrid. De ésta manera, el capital humano del país se está polarizando, dejando el interior como un solar habitado sólo por funcionarios y ancianos agrupados en capitales de provincia y cabezas de comarca.

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Densidad de población en España – Fuente: Geocritiq.

Poca gente es consciente del riesgo que la sociedad española está corriendo si ésta dinámica no se revierte. La transformación de la sociedad de rural a urbana es un proceso paralelo al desarrollo económico, la deslocalización de la población, no. La deslocalización ocurrida en España en las últimas décadas se ve acuciada por la desnaturalización de los individuos afectados, la pérdida de cultura tradicional y la homogenización social que ocurre en las ciudades, dónde los tiempos son marcados por los calendarios laborales y comerciales. En España, la falta de una política efectiva de consenso nacional sobre el desarrollo del territorio y sus recursos, la nula visión de futuro de una clase política atrapada en una batalla de trincheras nacional-guerracivilista en la que el ciudadano no cuenta nada, nos ha traído a la situación actual. Entre las múltiples consecuencias, ésta situación presenta los siguientes problemas principales que nos afectan a todos:

  • Abandono del medio rural y de las actividades agrícolas,
  • Pérdida de la cultura tradicional y de la rica diversidad social española,
  • Puesta en riesgo de robo, destrucción y desaparición del patrimonio cultural,
  • Homogeneización social de los patrones de consumo y,
  • Pérdida de la soberanía alimentaria de la sociedad española.

Abandono del medio rural

El abandono del medio rural hará que los problemas derivados de una incorrecta explotación y conservación del territorio tarde o temprano alcance a las urbes. Ya está ocurriendo con los incendios, cada verano más virulentos, o con la problemática del lobo (y la del oso en unos años). La producción de alimentos y de productos de uso industrial (como grasas vegetales, fibras, etc.) quedará en riesgo de ser abandonada por falta de mano de obra cualificada y la falta de rentabilidad de operar una empresa en un entorno rural sin servicios y cada vez más aislado. Un pueblo sin médico ni escuela, es un pueblo muerto, ya no digamos qué nulo atractivo tiene para un negocio rural operar sin internet en nuestro tiempo. Las administraciones locales hacen malabares con los pocos recursos que tienen, la lógica es aplastante: cuesta mucho más mantener los servicios  de agua, saneamiento y alumbrado para 20 personas en un pueblo, que para las 1000 que pueden habitar en la misma superficie en una urbe. Si el ayuntamiento no puede mantener unas infrastructuras mínimas, la industria no vendrá, los servicios irán disminuyendo y las explotaciones agrarias cerrarán con la jubilación del agricultor, que se irá a la cabeza de comarca o capital de provincia durante el invierno, para volver al pueblo (si vuelve), sólo en verano. La explotación defectuosa de los recursos agrarios deja a merced de los efectos de la naturaleza grandes extensiones de terreno que han sido mantenidas durante generaciones para asegurar el sustento de la población. Lo que no se produzca en casa, habrá que importarlo, aumentando la vulnerabilidad de la población y la dependencia de importaciones cuyos precios marcan mercados globales, aranceles y distribuidores internacionales.

Pérdida de la cultura tradicional

Otra de las tragedias del vaciado de los pueblos, es la pérdida de la cultura tradicional de las zonas rurales. El conocimiento popular sobre las labores agrícolas, procesado de alimentos, meteorología, naturaleza y oficios tradicionales pueden desaparecer cuando la última casa del pueblo quede cerrada para siempre. También se irán con las personas sus tradiciones orales, sus hablas, localismos, historia, folklore y muchos aspectos que conforman la diversidad de una sociedad cómo la española. Cada vez más da igual de dónde sea una persona, sus hábitos de consumo, ocio y culturales serán prácticamente iguales a los de una persona que habita a 500 o 900 km de distancia. Éste fenómeno asociado a la globalización, está perjudicando la diversidad cultural y la identidad social, realidades que hacen más rica e independiente una sociedad. Oficios artesanales como los de ebanista, herrero, campanero, cantero, hilador, tejedor, guarnicionero, y sus conocimientos tienen riesgo de desaparecer y quedar en manos del recuerdo y puede que archivados en el software de algún robot de una fábrica asíatica. Lo mismo ocurrirá con las celebraciones, pasarán a formar parte del archivo fotográfico y si hay suerte videográfico de algún museo o archivo provincial. Qué decir de las prácticas agrícolas propias, si bien es cierto que la agricultura moderna es mucho más productiva, hay ciertas prácticas tradicionales que se han mostrado mucho más eficaces y sostenibles, como es el caso de la ganadería extensiva que se practica en la Cordillera Cantábrica.

¿Estamos dispuestos a abandonar todo ésto para que se convierta en 0 y 1, pixeles, propiedad de alguna multinacional sin arraigo o sustituido por celebraciones vacías de contenido y significado (léase blac fraidei, san valentín, etc)?

Desaparición del patrimonio

La falta de habitantes en las zonas rurales, hace que muchos edificios de esas zonas queden en abandono, bien porque se deshabitan (casonas, palacetes, etc.), porque se cierran (industrias, hospitales, escuelas) o porque no hay dinero para su mantenimiento, como pasa normalmente con muchas iglesias, castillos y palacios que hay en el medio rural. Éste patrimonio en ocasiones es de una relevancia internacional, como puede ser el del románico castellano, o la multitud de castillos medievales que pueblan la Piel de Toro. Sin embargo, como denuncia la asociación Hispania Nostra en su Lista Roja, la mayoría del patrimonio material en peligro en nuestro país está en zonas rurales. La mayoría de la gente, salvo apasionados y algunos de los que habitan en esos lugares y los cuidan, desconoce el valor histórico, artístico y material de muchas obras que se han custiodado en los pueblos. El saqueo, los robos y las negligencias permitieron la pérdida de no pocas obras, y lamentablemente, muchos pueblos tuvieron que recurrir a envíarlas a museos regionales para evitar su pérdida definitiva. El patrimonio de éstos lugares, además de ser parte de su identidad, del paisaje y el paisanaje, siempre y cuando se gestione adecuadamente, es un atractivo y un reclamo turístico, que en un país cuya mayor industria es el turismo, tiene toda lógica potenciar.

Homogeneización social de los patrones de consumo

La mencionada pérdida de la diversidad cultural que proporciona una población rural estable, desembocará inevitablemente en un fenómeno de homogenización de la sociedad, confinada en urbes que ofrecen rutinas de producción-ocio-descanso cada vez más comunes en todos los rincones del mundo (quién no ha dicho o pensado que da igual en que ciudad te halles, que las tiendas y los lugares de ocio son los mismos). La globalización ha tenido efectos positivos y negativos, y entre éstos últimos está la influencia de los medios de comunicación y sociales en la vida de los ciudadanos; éstos medios están consiguiendo que los patrones de consumo, ocio y trabajo sean cada vez más homogéneos independientemente del lugar en el que un individuo habite. La pérdida de diversidad cultural y social es una tendencia peligrosa, que se está viendo por ejemplo, en la dieta de los españoles, cada vez más pobre y alejada de la cacareada «dieta mediterránea». La supuesta falta de tiempo de los urbanitas y la adopción de alimentos precocinados de origen industrial e influencia extranjera han hecho que la incidencia de la obesidad en España se esté disparando en las últimas décadas. Lo mismo se puede aplicar a la cultura popular, hoy monopolizada por influencias externas canalizadas a través de medios de comunicación y redes sociales. La gente ya no sigue los ritmos que marca la naturaleza si no las modas que vienen impuestas, festividades ajenas como jalogüin son hoy moda, ocupando espacios antaño dedicados a festividades relacionadas con la cosecha, las estaciones o labores. El individuo ha pasado de ser un agente activo y colaborativo con las dinámicas sociales a ser un agente totalmente pasivo a la espera de los estímulos de modas.

Oligopolio alimentario. Pérdida de la soberanía alimentaria

Y ésto nos lleva a desarrollar el último problema que se plantea en éste artículo. Si la sociedad homogeiniza sus patrones de consumo, lo que hace es favorecer que la producción de alimentos se racionalice, optimice en costes y, se concentre en las manos de un puñado de distribuidores, que es lo que son al fin y al cabo las cadenas de supermecados y grandes superficies.

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Distribución de marcas entre los principales grupos alimentarios a nivel mundial. Fuente: Oxfam

En el gráfico se puede ver que sólo 10 marcas controlan la mayoría de productos que uno puede encontrar en los lineales del supermercado de su barrio. Lo mismo ocurre con los mercados de productos frescos. Las grandes superficies se valen de su músculo para subir o bajar los precios de los alimentos, el caso más flagrante es el de la leche, en el que los grandes envasadores/distribuidores se valen del ganadero para pagarle precios de los años 80 por el litro de leche, amenazándole con no comprarle la leche si pide un precio más justo. En cambio el consumidor, paga precios de 2018. Lo mismo puede pasar con otros productos como los cereales, las hortalizas, los huevos, la carne de granjas intensivas, etc. Ésta producción en masa, a pesar de estar sometida a muchos controles sanitarios, no garantiza que se produzcan contaminaciones cómo la de la leche infantil que se ha descubierto en pasadas semanas, y pone en evidencia que los productos ofertados no sean todo lo sabrosos y nutritivos que deberían ser.

En cambio, si el consumidor, que es quien tiene la sartén por el mango, exige productos locales, de proximidad, identificados con el productor, con garantía de calidad y producidos de manera sostenible, puede hacer temblar los cimientos del sistema y provocar cambios en el mismo. El caso de la cerveza artesana en EEUU es de los más ilustrativos: en los años 70, el mercado cervecero de EEUU estaba controlado por 40 productores, de los cuales una decena producía la mayor parte de la cerveza, siendo el resto pequeñas fábricas de ámbito local/comarcal. Hartos de la homogeneización de la cerveza (¿suena a algo?), algunos pioneros que tenían contacto con estilos de cerveza europeas, principalmente de Bélgica, se dieron cuenta que había algo más que la rubia cerveza insípida que se vendía por doquier, cual refresco azucarado. Y en su búsqueda hallaron respuestas, y decidieron romper con los esquemas convencionales y comenzar el redescubrimiento de la cerveza como bebida. Cuatro locos, literalmente, apostaron por montar fábricas de manera prácticamente artesanal, para comenzar a elaborar estilos diferentes, llenos de sabor, intensidad y variedad. Había nacido el movimento de la cerveza artesana. Hoy día, en EEUU hay más de 6000 (sí, seismil) fábricas de cerveza y el sector cervecero artesano copa más del 10% del mercado. ¿Cómo fue posible? Gracias a la elección del consumidor. Y ésta revolución no se limita a Estados Unidos, extendiéndose por Europa (en España misma, se calcula que hay más de 300 fábricas), Asia y el resto de continentes; las cerveceras artesanas abren casi a diario y sus cuotas de mercado no paran de crecer. Tanto, que los gigantes multinacionales se han visto a orientar su oferta hacia productos con etiqueta engañosa tipo, artesanal, dobles maltas, etc. O directamente comprando algunos de éstos negocios.

 

Ante el desastre: ¡Reconquista!

Si bien el tono de ésta entrada es un tanto pesimísta hasta aquí, la intención es la opuesta. No todo está perdido, pero hay que saber que los problemas que hay enfrente no son pequeños ni leves. Un fenómeno que está cambiando ésto, es un simple cambio de paradigma, sobre todo entre aquellos que luchan por revetir ésta situación, y es la de pasar a hablar de repoblación y reconquista del medio rural, en vez de revertir la despoblación y abandono rural. El cambio de mentalidad, hace que los problemas se planteen desde otra perspectiva, y que se aporten nuevas ideas. No es lo mismo ir contra algo (lo que impulsa a paliar), que ir a favor (que impulsa a crear).

Cómo se ha expuesto, los problemas no son simples, ni aislados, si no que se mezclan y tocan entre sí, por lo tanto, la estrategia de solución ha de ser igual de compleja y multidisciplinar. Lo que está claro, es que el modelo rural actual está agotado y que hay que proponer un nuevo modelo, enfocado a atraer nuevos pobladores, que a su vez inicien la rueda del cambio. Las personas que actualmente habitan en zonas rurales achacan a la falta de infrastructuras, financiación y servicios el escaso atractivo de habitar en ellos. Si bien es cierto, es sólo parte de la ecuación de la solución habitual del enfoque paliativo, y que deja fuera factores cómo los propios habitantes actuales y sus actitudes, las autoridades, las empresas y los mercados. Vamos por partes y de forma resumida a presentar las que serían (según mi modesto punto de vista) las diferentes áreas de trabajo para reconquistar la soberanía alimentaria y el mundo rural:

Infraestructuras:

Es primordial para el medio rural contar con las infrastructuras básicas; primero, para facilitar su comunicación con otros lugares; segundo, para facilitar el modo de vida de sus habitantes y tercero, para promover intercambio y desarrollo económico. Y aquí no estamos hablando de tener una buena carretera en el pueblo (o estación de AVE en cada aldea), si no de contar con una carretera decente, líneas eléctricas, líneas de telecomunicación, agua y saneamiento, servicios básicos de salud, educación y logística. De nada le sirve al agricultor producir, si su producto no puede acceder al mercado y ser vendido en el lugar y momento adecuado. Tampoco le sirve a un pueblo contar con un monumento de orden internacional si no es publicitado y accesible al turista. Mucha gente aduce que es caro mantener todo esto, y no les falta razón si sólo piensan desde la perspectiva meramente económica del gasto. Desconocen que analizando otras facetas de índole también económico, unas inversiones en infraestructuras hechas de manera razonable y con un mantenimiento adecuado son rentables si se valoran aspectos sociales y ambientales. Campos cómo las energías renovables han de tener un rol primordial a la hora de subsanar muchos problemas relacionados con las infrastructuras, ya que éstas se adaptan de muy buen grado a entornos rurales.

Nuevos modelos agrarios:

Hoy más que nunca se ha demostrado que los actuales modelos agrarios intensivos no son sostenibles y que conducen hacia situaciones de monopolio e inseguridad alimentaria. En una sociedad tradicionalmente conservadora como la rural, es complicado romper con lo establecido, pero siempre hay pioneros dispuestos a implementar nuevos modelos. Un tractor o un robot de ordeño, son máquinas con más tecnología que cualquier coche u ordenador que usa un urbanita común. El agricultor es un gestor y empresario, y si es coherente, sabe qué cambios le serán favorables. Por lo tanto, es el momento de promover alternativas sostenibles, retomar algunas prácticas antiguas y adaptarlas a los nuevos tiempos. Enfocar la producción hacia un mercado que valore el producto bien hecho, identificado con el lugar, con un modo de vida y que represente algo más que un simple alimento (que no es poco). La producción ha de adaptarse al lugar, la demanda y las circunstancias locales. Sólo así se conseguirá mantener un precio justo para lo que se produce. El monocultivo o la cría intensiva nunca serán modelos que permanezcan ya que su sed de insumos ajenos al medio hará que éstos tarde o temprano se agoten, en cambio la rotación de cultivos, la ganadería extensiva o la agricultura de conservación asegurarán el sustento de generaciones venideras y el trabajo de los agricultores actuales ya se sirven del mantenimiento y fomento de los recursos del entorno. La transición hacia una producción certificada, bien orgánica, con sellos de origen, bien ambientalmente sostenible han de ser requisitos en las nuevas políticas agrarias impulsadas desde la administración.

Nuevos modelos urbanos:

Pero no todos los cambios han de limitarse al entorno rural, uno de los grandes motores de éste cambio de paradigma agroalimentario ha de producirse en las ciudades. Paulatinamente, las ciudades están explorando y adoptando nuevos modelos de suministro de los alimentos que su población requiere, y principalmente a retrotraerse a modelos que funcionaron durante siglos, ahora denominados kilómetro 0. El concepto es sencillo, abastecer los núcleos urbanos con los productos agrarios producidos en su entorno, normalmente menor a 100 km. Esto pone en valor los alimentos producidos en temporada, por agricultores locales que son identificables por los consumidores urbanos y lo más importante, frescos y con mucho menor impacto ambiental, al no requerir de conservantes ni grandes gastos para su transporte desde puntos de producción a miles de kilómetros (como el caso de los tomates producidos en África, que se transportan a Italia, para ser triturados, envasados y luego embarcados rumbo a Asia para su venta). Ejemplos cómo el de Albi, en Francia son los punteros de un movimiento que en Europa y Norteamérica cada día gana más adeptos. Ésta ciudad de 50.000 habitantes se ha puesto cómo objetivo toda su población se alimente mayoritariamente de productos producidos en un radio de 60 kilómetros en 2020. Y están por el buen camino. En Italia, un país con una importante cultura gastronómica, organizaciones cómo Campagna Amica, organizan cada semana cientos de mercados en zonas urbanas en los que agricultores de su zona de influencia venden productos de calidad. Una vez más, el cambio de actitud de los consumidores, y el consecuente descenso de ventas en las grandes superficies, ha hecho que éstas se planteen el suministrar también productos frescos de las regiones en las que operan. El agricultor verá dignificada su labor al poder tener un escaparate dónde vender su producto entre su gente, podrá poner en valor el producto, hacer entender al consumidor cómo se produce, y recibir un precio justo por ello. De cierta manera, el hombre urbano reencuentra su raíz rural en ése pequeño encuentro semanal con quien produce el alimento que le sostiene.

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Así mismo, la promoción de iniciativas cómo huertos urbanos comunales, centros de compostaje y similares permitirán establecer pequeños vínculos entre el urbanita y el mundo rural y hacer entender en cierto modo, el valor real que tiene la producción de alimentos.

Iniciativa pública:

España es un maremagnum de administraciones con competencias que se solapan, leyes que se contradicen y funcionarios que muchas veces no ayudan al que quiere emprender o desarrollar su actividad económica en un ambiente rural. Es necesario que las normativas tengan una aplicación local, que sean sencillas, transparentes y enfocadas al medio rural. No es justo que a un productor de queso de ovino de extensivo, se le aplique la misma normativa sanitaria y fiscal que a una quesería industrial. El marco legal ha de facilitar las inversiones, conciliar la vida laboral y la privada, promover los servicios públicos en zonas rurales y ser el punto de referencia y encuentro para todos los sectores y actores involucrados. Ejemplos como el de las Tierras Altas Escocesas (Highlands), que adoptando un plan de desarrollo para toda la región, dirigido desde un énte autónomo de perfil técnico, pero de financiación pública llamado Highlands and Islands Enterprise o HIE, ha revertido el proceso de despoblación y lo ha convertido en un fenómeno de repoblación con un aumento del 22% de la población en la región en los últimos 50 años. El papel de la HIE es el de favorecer el desarrollo de las comunidades rurales en base a sus necesidades reales, no se trata de financiar infraestructuras, si no de favorecer que los fondos (bien públicos o privados) necesarios lleguen para cubrir las necesidades específicas de cada comunidad. La actuación de la HIE abarca el fomento de negocios, la atracción de inversión, la dinamización de comunidade y la educación, pilar fundamental, desde el que se busca un cambio de mentalidad: Desde la etapa escolar se insta a los pequeños a amar el entorno rural y se les enseña a explotar sus posibilidades más allá del sector primario. La HIE, apuesta por diferentes sectores: agroalimentario, energético, turístico, educativo, ciencias naturales o las artes. Éste plan que ha tenido tanto éxito ahora se está intentando adaptar a zonas despobladas de Suecia y Finlandia. Otro ejemplo exitoso es el de Japón a través de la inciativa Chiiki Okoshi Kyryoku-tai, en la que la administración pública ha conseguido que los jóvenes vuelvan a repoblar zonas rurales casi sin habitantes, gracias a  ofrecer  a los jóvenes un lugar en el que retomar contacto con el medio y facilitar su integración en zonas rurales. Como vemos, hay ejemplos exitosos de cómo una buena planificación integral funciona.

Iniciativa privada:

Las empresas privadas tienen que ser uno de los grandes motores de éste cambio, su responsabilidad recae en presionar a las administración para que ésta promueva un marco legal que favorezca sus áreas de negocio. Sectores cómo el de las infraestructuras, turismo y por supuesto, la industria agraria de producción y transformación son la punta de lanza de la iniciativa que ha de apostar por revitalizar con nuevas ideas y empresas las zonas rurales. Hoy día, con una mínima infraestructura de telecomunicaciones, es posible dirigir un negocio desde cualquier lugar del mundo, la aparición de la robótica aplicada a la agricultura y la agroindustria, la biotecnología y nuevos sectores cómo las energías renovables son oportunidades que han de tener su base en el medio rural y emplear mano de obra cualificada. Así mismo, la iniciativa público-privada se ha mostrado como una buena herramienta para garantizar el fomento de proyectos con responsabilidad y eficacia.

Pero no todo ha de ser grandes empresas, es una realidad que en España la mayoría de las empresas son las conocidas como PYMES (Pequeñas y Medianas Empresas), y que en el mundo rural son la inmensa mayoría. La unión de intereses entre los sectores que se presentan en el mundo rural (agrícola, forestal y hostelero-turístico principalmente), debería conseguir mejores condiciones para el desempeño de sus negocios, también una orientación hacia la búsqueda de clientes y atención en las zonas urbanas, la apuesta por modelos sostenibles con su entorno y especializados, son el caldo de cultivo necesario para que los puestos de trabajo se mantengan y aumenten en éstas zonas. Un ejemplo de iniciativa privada innovador en España , es el fondo de capital riesgo Vellosillo Dreams, que aún se encuentra en sus primeros pasos, pero que está creando gran expectación. Los pocos habitantes censados del pueblo de Vellosillo, cercano a Sepúlveda, se han organizado para contactar a antiguos habitantes y descendientes de éstos, para conformar una asociación, a través de la cual desarrollar plan integral que garantice las infrastructuras y servicios del pueblo y así poder atraer a empresarios y emprendedores que estén comprometidos con modelos de negocio sostenibles e innovadores; y de éste modo repoblar Vellosillo con mano de obra cualificada y evitar su despoblación total.

Conciencia y educación alimentaria:

Citando a Brenda Chávez: «Los consumidores no podemos forzar un cambio de la noche a la mañana, pero sí podemos, poco a poco, equilibrar la balanza y poner los factores sociales y ambientales sobre la mesa«. El ejemplo expuesto anteriormente sobre la cerveza artesana es una buena muestra de ello.

Este cambio en el modelo de consumo puede y debe ir acompañado de una educación alimentaria responsable, que englobe nutrición y alimentación, así la sociedad desarrollará una capacidad crítica hacia aquello que come y lo que compra para alimentarse. Y los gobiernos no saben que potencial tendría esto a nivel presupuestario, pensemos en la cantidad de recursos destinados a tratar enfermedades derivadas de hábitos alimentarios y de consumo no saludables. Al favorecer el producto local y de cercanía, el consumidor no sólo favorece su dieta, también contribuye a garantizar la frescura del alimento, el reconocimiento al productor, la reducción de riesgos de contaminación por fallos en la cadena de tranporte, reducción de los costes de conservación y transporte, etc.  A la larga, la independencia de los territorios frente a los vaivenes del mercado se verá reforzada, lo mismo que la dependencia alimentaria de la sociedad será menor.

El futuro

Cómo cierre de ésta entrada, aquí se presenta un video de la Red Natura 2000, que se filmó en Liébana, territorio con un gran potencial de repoblación, en el que se cuenta el testimonio de Rubén y Perla. Ellos son auténticos repobladores y pioneros, no sólo por apostar por vivir en una zona rural remota, si no por predicar con su ejemplo la defensa de los principios de un desarrollo sostenible a través de la asociación de su producto de calidad, la miel, con el orígen, Picos de Europa en éste caso. Las reflexiones de Rubén tienen mucha miga y son un buen punto de partida para pensar en sentido que tiene el actual modelo agroalimentario. No es necesario irse a lugares remotos, el cambio puede empezar por uno mismo, ésta tarde cuando vaya al supermercado, eligiendo un producto u otro, o cuando entre en su red social favorita, buscando más allá e informándose de los productos de cercanía.

Más ejemplos concretos de medidas por las que se puede empezar, aquí dejo una serie de propuestas por parte de la Asociación contra la Despoblación en el medio rural: http://contraladespoblacion.com/propuestas-para-el-mundo-rural/

En conclusión, la realidad presenta grandes desafíos que relacionan el declive del mundo rural, su despoblamiento y la pérdida de la soberanía alimentaria en nuestro país. Sin embargo, aún se está a tiempo de revertir ésta dinámica y de reconquistar un derecho social que revertirá en ganancias para nuestra sociedad, nuestra salud, nuestro ambiente y el futuro de nuestros hijos.

El Cabildo de Arriba de Santander, escombros de una desmemoria.

La tristeza es lo que empuja a escribir ésta entrada, la profunda lástima por lo que está sucediendo con el Cabildo de Arriba, «El Cabildo», de Santander. Esa amalgama de callejuelas que buscando el norte bajan desde el promontorio del Alta hacia el mismísimo centro de Santander. Esas callejuelas que el gran Pereda inmortalizó en Sotileza y en las que convivieron pescadores, pescaderas, rederas, bodegueros, críos, hidalgos, algunos nobles, monjas del convento de Santa Cruz, madres solteras y prostitutas de la casa de recogidas de Santa María Egipciaca, enfermos del Hospital de San Rafael y así miles de vidas que desde el origen de Santander como ciudad pasaron por esa loma.

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Balconadas de unas casas tradicionales del Cabildo de Arriba.

Todo ello sobrevivió hasta nuestros días, mejor o peor conservado, pero asentado sobre lo que fueron las primitivas calles extramuros del Santander medieval. El trazado de las calles actuales es el mismo al menos desde finales del siglo XVIII según lo constatan los mapas y el informe técnico del ayuntamiento, que afirma que la mayoría de las construcciones actuales del Cabildo datan de finales del S.XIX y principios del XX. Es decir, formaban parte del casco antiguo de Santander, aquel que fue prácticamente exterminado por el maldito incendio de 1941. Sin embargo, lo que no consiguieron las llamas, lo está logrando la desidia y el abandono.

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Detalle del Cabildo. Fachadas caídas y maleza por doquier.

La desaparición del Cabildo en los últimos 30 años

Hace unas semanas la prensa local se hizo eco del enésimo derribo de un edificio en éste barrio de la ciudad, otro derribo, que como un goteo, va dejando lo que debería ser el centro histórico de la ciudad como un solar. Ésta vez le tocó a la calle San Pedro 1, pero antes han sido los números 13 y 15 de la Cuesta del Hospital, el número 11 de la calle Garmendia, el 7 de Ruamenor, 12 de Ruamenor, el 3 de la calle Alta, y así hasta la veintena de inmuebles de un total de casi un centenar que sobrevivieron al incendio del 41. Los fríos números muestran la cruda realidad del barrio:

  • Demolidos por orden municipal: Números 13, 15, 20 y 22 de Cuesta del Hospital. Números 12 y 14 de Ruamayor; números 1, 3 y 5 de Ruamenor y número 15 de Garmendia.
  • Orden de derribo: Garmendia 11.
  • Reparados por orden municipal: Garmendia número 10.
  • No reparados a pesar de que se ha pedido por el Ayuntamiento: San Pedro 1 y Ruamayor 16 y 18.

En la siguiente foto aérea se ve la cantidad de solares existentes en la zona actualmente:

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Foto aérea del Cabildo en 2017. Google Maps, 2017.

Lo peor de todo, es que el derrumbe de uno de esos edificios, el 14 de la Calle Cuesta en 2007 se llevó por delante las vidas de 3 vecinos. No fue hasta entonces que el drama que vivía el barrio se hizo latente y se convirtió en trágica actualidad para muchos de los santanderinos. Después de aquella desgracia, los vecinos aumentaron sus peticiones de ayuda tanto al ayuntamiento como al Gobierno de Cantabria (cuyo parlamento está a 100 m del propio Cabildo) y se prometieron intervenciones. De hecho se aprobó declarar la zona como ARU (Área de Renovación Urbana) y se prometió invertir 9,5 millones de euros en ayudas para la rehabilitación y reconstrucción de viviendas; incluso se rehabilitó la ladera sur para crear el Parque del Agua, pero los vecinos lo que necesitaban no eran tanto parques, cómo ayuda para solventar los problemas de lo que durante algún tiempo se conoció como el «barrio chino» de Santander, en el que las drogas y la prostitución estaban a la orden del día.

La asociación de vecinos consiguió aunar esfuerzos y hacer oir su voz, algunas casas se rehabilitaron, y en 2012 el ayuntamiento aprueba lo que sería según su opinión, la solución al barrio: El Plan Especial del Cabildo de Arriba.

El Plan Especial para el Cabildo de Arriba

El área que se denomina como El Cabildo de Arriba está comprendido entre la Cuesta Garmendia al Oeste, la Calle Alta al Sur, la Calle Ruamayor al Este y la Calle Jesús de Monasterio al Norte (un Jesús de Monasterio que por cierto nació en las callejas del Cabildo en un edificio ya desaparecido como recuerda la placa de la fachada de la Iglesia de Consolación).

Para explicar de manera más intuitiva el plan, vamos a utilizar mapas y datos creados por Moskis en Skyscrapercity, al que agradecemos enormemente su trabajo y aún más la gentileza de ceder el uso de los mismos para ésta entrada. En el siguiente mapa se aprecia la extensión del cabildo junto con el grado de protección (o desaparición) de los diferentes inmuebles residenciales del barrio que sobrevivieron al incendio de 1941:

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ROJO: Edificios ya desaparecidos (desde 1941).
AMARILLO: Edificios cuyo derribo está previsto en el Plan Especial.
VERDE: Edificios a conservar según el Plan.

Según el trabajo de Moskis sobre el documento del Plan Especial, las cifras de edificios en peligro son espeluznantes. El resultado es que habían llegado hasta las últimas décadas 92 fachadas previas a 1941 en esa zona. De ellas hemos perdido ya 21 (22,83%). Y de las 71 que aún quedan en pie, el Plan Especial prevé derribar 27 (38,03%), sin que se contemple expresamente el mantenimiento o reproducción de estas fachadas.

De ese modo, el Cabildo sólo mantendría de manera íntegra los siguientes edificios anteriores a 1941 del total existente hoy:

En verde los edificios residenciales anteriores a 1941 que según el Plan Especial deberían conservarse.

A todas luces es algo estremecedor, que se contemple la práctica desaparición de el 40% del único barrio emblemático que queda de la Puebla Vieja de Santander. Si se cumple el Plan Especial, pasaremos de conservar el 77,17% de las fachadas del barrio al 47,83%. Un absoluto atentado hacia las últimas calles supervivientes del casco viejo santanderino. 27 fachadas del siglo XIX y primera mitad del XX, en algunos casos sobre trazado y cimientos de mayor antigüedad (incluso de época medieval), que quedarán barridas para siempre.

Parece que entre las trabas administrativas, la falta de movilización vecinal, los atolladeros legales de los propietarios inmobiliarios y puede que los intereses para construir vivienda nueva en el pleno centro de Santander el Plan Especial apenas cumple su cometido. Para aquellos que quieran profundizar lo contemplado en el Plan Especial, es muy recomendable visitar ésta entrada de Moskis en el foro Skyscraper dedicado al Cabildo.

Según lo previsto, el Ayuntamiento no contempla intervenir más allá de su competencia como tutor arquitectónico de las viviendas, dejando prácticamente de lado la parte social del problema del Cabildo, siendo un barrio de gente humilde y en el que la especulación inmobiliaria lleva haciendo de las suyas un tiempo. La decisión de construir viviendas nuevas dónde se derriba/cae una casa, no hace más que fomentar ésta actitud y poner aún más presión en vecinos que muchas veces no pueden afrontar el mantenimiento y rehabilitación de sus inmuebles. La espiral de decadencia y la crisis económica han hecho que muchos negocios hayan cerrado, alimentando aún más la sensación de abandono y depresión de los vecinos.

¿Qué hacer con El Cabildo?

Uno que vive fuera, a veces escucha con tristeza que visitantes de Santander la definen como una ciudad fea, sin parte antigua. Bien es cierto que si el visitante primerizo se limita a recorrer la parte de las Estaciones-Ayuntamiento-Alameda Primera, a no ser que se busquen los detalles de los edificios con galerías que salpican la zona y el mercado de la Esperanza, que escondido tras el Ayuntamiento, al novato, no le es fácil de ver; la ciudad se puede definir como «no bonita» y falta de carácter. Sin embargo, en medio de esa zona de Estaciones-Ayuntamiento-Alameda Primera, lo que tenemos es el propio Cabildo y los resquicios de la villa medieval, es decir, lo poquito que queda  de nuestra parte antigua. Da cierta envidia ver cómo otras ciudades han apostado por revitalizar sus zonas antiguas que otrora abandonadas y degradadas hoy bullen entre turismo, vida tradicional y comercios nuevos. ¿Qué le falta al Cabildo para poder aspirar a algo así?, en la humilde opinión de servidor, nada. Siendo conscientes de que no somos ni Toledo ni Florencia, aún así tenemos la responsabilidad de poner en valor el patrimonio que ha llegado a nosotros y con de ello parte de nuestra identidad como ciudad.

El Cabildo alberga entre sus calles y aledaños algunos elementos de valor histórico y cultural muy representativos para la ciudad, el propio estudio que contempla el Plan Especial cita los siguientes:

La iglesia de Nuestra Señora de Consolación,  los restos enterrados de la puerta de San Pedro de la muralla medieval, restos arqueológicos de la puebla vieja de Santander, las ruinas de la casa de Recogidas de Santa María Egipciaca y los restos del Convento de Santa Cruz.

Así mismo hay otros elementos de valor histórico para la ciudad están muy próximos o lindando con la zona, tales como el Hospital de San Rafael  o la Rampa Sotileza. Y hablando de Sotileza, fue en las callejuelas de éste Cabildo dónde se ambienta la novela de Pereda, y en ella retrata una serie de lugares que en el imaginario santanderino deberían permanecer y que es responsabilidad hacer conocer, tales cómo el Paredón, la taberna del Tío Sevilla, las romerías de San Pedro, los amarres de las barquías de los pescadores, todo un fotograma de lo que era el Santander de inicios del S XIX y que si no fuera por el Incendio del 41 y la desidia, prácticamente hubiera llegado hasta nosotros.

Parece que la solución no puede recaer en las autoridades, más interesadas en otros menesteres, y que cómo ha ocurrido en otras ciudades, las iniciativa privada y popular son las que deberán poner la máquina en marcha.

Quizás la intención de abrir un nuevo alberque de peregrinos en la calle Limón suponga la espoleta para que los negocios de hostelería y servicios del barrio revivan aprovechando las necesidades de los que van al encuentro del Apóstol Santiago.

A lo mejor la solución es promover la declaración del barrio como Bien de Interés Cultural, lo que sería una manera de  proteger los edificios existentes y tutelar las nuevas intervenciones inmobiliarias futuras.

Puede que la creación de una ruta turística y visitas guiadas siguiendo los lugares de la novela Sotileza y los elementos históricos del barrio contribuya a atraer a paseantes y turistas a descubrir los encantos de éstas callejuelas tan desconocidas para la mayoría de los santanderinos.

O por qué no, ser aún más audaces e integrar al barrio en iniciativas municipales ya existentes cómo los huertos urbanos sociales (recordemos que el barrio dispone de diferentes huertas), la creación de aulas de oficios tradicionales para jóvenes (el Plan Especial menciona la existencia de alfareros y toneleros en el barrio), la recuperación de monumentos como el Convento de Santa Cruz para fines culturales y educativos, promover la rehabilitación de locales facilitando la instalación de negocios nuevos, y así un sinfín de ideas, que sólo dependen de la buena voluntad de las partes interesadas para ponerse en práctica.

Conclusiones

Después de toda ésta larga exposición no queda más que la amargura de un santanderino en el exilio que sufre viendo como el patrimonio de la ciudad sigue en peligro, cómo lo poco que nos queda, es despreciado y que multitud de obstáculos no permiten ser optimistas. Los primeros damnificados son los vecinos de un barrio abandonado, pero todos los santanderinos perderemos un poco de nuestra identidad y dignidad si el Cabildo acaba convertido en un solar que luego será convertido en moles de cemento.

Las alternativas existen, son múltiples y aquí se han expuesto algunas. La voluntad de todas las partes implicadas y aunar intereses comunes en la buena dirección es la única manera de salvar éste pequeño espacio de la ciudad que sin embargo tiene mucha más importancia de la que podamos pensar.

¡Salvemos el Cabildo de Arriba! ¡Salvemos Santander!

 

Beato, el rugido de la Reconquista

La voz de un humilde clérigo de las montañas de Liébana que sentó las bases de lo que sería la Hispania medieval.

Ésta semana comienza el Año Jubilar Lebaniego, un evento que promete con poner en relevancia a Cantabria al menos unos meses y atraer algún puñado de turistas más de los habituales. Pero no vamos a hablar del Año Jubilar, ni de Santo Toribio, si no de un personaje que desde ese mismo lugar cimentó parte de lo que es hoy nuestra cultura.

Hacia el 784 de nuestra era, desde un pequeño recodo de Liébana se escribieron unas misivas que supusieron el acicate para la resistencia ideológica (apoyada en la teología) de los reinos cristianos herederos de la Hispania visigoda. Gracias a ello, 1233 años después y en unos días, los cántabros y aquellos forasteros de bien podrán acercarse a ese mismo lugar de Liébana para celebrar uno de los seis jubileos que reconoce la Iglesia Católica.

Fue en el 784 cuando San Beato de Liébana comenzó su resistencia ante las corrientes «buenistas» de la curia eclesiástica hispana de la época, que lideradas por  Elipando, obispo de Toledo y  apoyado por Félix, obispo de Urgel, suavizaron las doctrinas teológicas de entonces para hacerlas próximas en cierto modo a las de los nuevos gobernantes musulmanes. En ellas, Elipando defendía que Jesús no era de origen divino, si no un humano adoptado por Dios, de ahí el nombre de adopcionismo para ésta doctrina.

En cambio, en el pequeño territorio cristiano-visigodo libre del primigenio Reino de Asturias, protegido por la Cordillera Cantábrica, un humilde clérigo, llamado Beato, y su compañero Eterio asumieron el reto de refutar las nuevas corrientes «adopcionistas» de Elipando y Félix. Éstas diatribas, con las que Beato llegó hasta el propio papa de Roma y al mismísimo Carlomagno, por entonces máximo representante del poder europeo; se plasmaron en una serie escritos denominados Comentarios. La polémica fue tal, que se llegaron a convocar sínodos en Ratisbona y Francfort en los años sucesivos para reafirmar la doctrina de Beato y rechazar la propuesta adopcionista. Beato, con su firmeza y celo, consiguió que a Elipando y Félix se les declarase herejes, siendo éste último ordenado por el propio Carlomagno a abjurar delante del Papa. La polémica fue de gran alcance como se ve, y los insultos que se cruzaron Elipando y Beato no fueron cosa baladí, llegando Beato a calificar a su oponente como «mono de circo» o «testículo del Anticristo», ahí es nada.

Pero la obra de Beato no se limitó a desmontar laherejía del máximo representante eclesiástico de Hispania, no, el bueno de Beato nos dejó una obra capital de la cultura medieval, sus famosos comentarios al Apocalípsis.

Ésta obra fue uno de los libros más importantes de la Edad Media, a parte del contenido teológico de los textos, las miniaturas que adornan la obra y las diferentes copias suponen un legado impresionante del arte medieval hispano. Tanto es así, que éste tipo de obras, reciben el nombre popular de beatos. Pero su legado no acaba aquí, fue  Beato el primero en citar al apóstol Santiago cómo patron de las Hispanias, recordemos que aún pasarían unos años hasta que se «descubrió» su sepulcro en Compostela. Gracias a la posterior promoción del lugar de descanso eterno de los restos de Santiago, el reino de Asturias pudo encontrar un recoveco por el que conectar con la Europa de Carlomagno y dotar de un protector a la inmensa empresa de la Reconquista; algo que parecía impensable en aquellos momentos en los que los musulmanes ocupaban casi por entero la Península Ibérica. Se puede decir en cierto modo Beato fue el que sembró la semilla  ideológica que daría como fruto los reinos hispanos medievales y la España moderna.

Citando a J.J. Esparza: «El planteamiento de Beato va a ser de enorme importancia para la Reconquista. Por así decirlo, él es el primero que formula la filosofía de la «recuperación de Hispania». Al igual que el mundo bajo el Apocalípsis, así sufría Hispania bajo el yugo de Mahoma. La tierra que evangelizó Santiago, el reino hispanogodo, está esclavizado y su salvación vendrá cuando se restauren la corona y la cruz sobre todas las tierras cristianas«.

Así pues, haciendo un pequeño viaje en el tiempo, parece mentira que en un lugar tan remoto e ignoto por entonces como el reino de Asturias, en las estribaciones de los Picos de Europa, un humilde clérigo, gracias a su convicción y cerrazón consiguiera vencer las adversidades de su tiempo para defender unas ideas teológicas y políticas que han llegado hasta nuestro tiempo. No sólo contaba con la oposición de la jerarquía eclesiástica hispana, también con el aislamiento físico que suponía vivir a éste lado de la cordillera, y con su condición de mero clérigo. Aún así, supo llegar donde debía sin cejar en su empeño, quizás consciente de la importancia de sus ideas y del legado que éstas tendrían en un futuro. Beato fue quien sentó las bases sobre las que nuestro Cristuébalo asentó su valor para iniciar la aventura de Brañosera. Sus escritos fueron como un rugido feroz desde las cumbres de Liébana para despertar del letargo a los pueblos libres de la Hispania cristiana y para atraer la atención del corazón de Europa y la cristiandad hacia el noroeste de la península.

Está probada su relación con el actual monasterio de Santo Toribio de Liébana, está claro que su obra mayor la realizó en su vida en la comarca de Liébana, habitando el por entonces conocido como monasterio de San Martin de Turieno, al servicio de la corte asturiana. Se sabe que era clérigo del monasterio y que fue conocido por su erudición y sencillez. De hecho Elipando llega a denominarlo campesino errante para desprestigiarlo. No se conocen muchos más detalles sobre su lugar de nacimiento y de enterramiento. Se cree que murió en el 789 de nuestra era.

Durante aquellos años fue también cuando a ese mismo monasterio llegaron unas reliquias traídas desde Tierra Santa por el obispo Toribio de Astorga, entre ellas, uno de los mayores trozos que se conservan de la cruz de Cristo y los restos del propio Toribio. Y así comenzó la tradición que ha llegado hasta hoy de peregrinar a Santo Toribio. Pero eso, es una historia para otro día.

Monasterio de Santo Toribio de Liebana. Año Jubilar 2017 from Aeroworkx on Vimeo.

La Vijanera

Aprovechando que termina el carnaval (del italiano carne levare o «quitar la carne»), vamos a hablar de antruidos o antruejos (del latín introitus o «entrada») que es cómo tradicionalmente se conoce ésta fiesta. Cómo lo prometido es deuda, aquí está una entrada sobre la mascarada más madrugadora del año en Europa y que está teniendo cada año mayor auge. Pero sobre todo, porque tiene lugar en Cantabria y es la única de la región que he podido vivir en primera persona.

Sin duda la Vijanera es una celebración que no deja indiferente a nadie que se acerque por Silió el primer domingo del año, a pesar de que es una tradición que a punto estuvo de morir en el olvido, hoy revive más que nunca y permite experimentar una conexión con nuestro pasado y con aspectos ancestrales de nuestra cultura. La Vijanera no es nada más sencillo (y complejo) que la representación de la lucha entre el bien y el mal, lo viejo y lo nuevo a través de entes de la naturaleza y de la tradición colectiva. La atmósfera festiva y jocosa que invade a todo el que participa, bien activamente, bien como espectador, son el producto del gozo que provocan las emociones de dicho ritual.

Cada año son más personas las que se acercan hasta este tranquilo y bello recodo del valle de Iguña a vivir en primera persona los diversos rituales que realizan por el pueblo los más de 75 personajes diferentes que forman parte de una mascarada que dura todo un día. La impresión que produce ver danzar a los zamarrones con sus campanos, ver los brincos a lo alto de los «blancos» o la risas traen las bromas de los trapajeros en medio de un permanente barullo son algo difícil de explicar. El espectáculo visual de los disfraces, cada vez más «currados» y bonitos, y la plástica de las actuaciones de los diferentes personajes no tiene parangón; el espectador se ve atrapado en una marea de emociones que sobrepasan lo racional y uno no puede más que dejarse llevar y disfrutar hipnotizado por el tañido de los campanos.

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La Vijanera actual se celebra desde que en los años 80 del siglo XX los mozos de Silió decidieron recuperar una fiesta que estuvo casi treinta años sin celebrarse debido a las prohibiciones de fiestas no religiosas durante los años de la dictadura. Sin embargo, la tradición oral de los mayores, la documentación en fuentes escritas y las vivencias de algunos habitantes contribuyeron a crear los mimbres de lo que fue la primera Vijanera allá por 1981, aquella vez fue en verano pero con el paso de los años la fiesta ha conseguido una identidad propia y ser declarada como Fiesta de Interés Turístico Nacional.

El propio interés de la fiesta, y su indudable encanto, sumado a la atracción que tiene el concurso de fotografía sobre la fiesta han conseguido situar la Vijanera en la órbita social y de los medios y tiene mucho mérito desde luego, ya que nadie les ha regalado nada. Sin embargo, los años en que el sol acompaña a los zamarracos y demás personajes, el pueblo se queda pequeño y es complicado disfrutar de la fiesta con comodidad. A veces surge el pensamiento de si el éxito no acabará matando la esencia de la celebración. Y a colación viene el pensamiento de si en el pasado hubo vijaneras en multitud de pueblos, ¿por qué no recuperarlas?. La Vijanera ha sido la pionera y la que ha abierto el camino a otras cuatro en Cantabria  a fecha de hoy.

Aunque se echa de menos un poco más de empuje en las otras mascaradas de la región, cada una cuenta con su singularidad y cada una se celebra en una fecha diferente. Y aunque no son tan espectaculares como la Vijanera, todas comparten algún elemento y simbología pagana sobre esa lucha entre el bien y el mal. Espero algún día poder acercarme a Piasca, Pejanda (Polaciones), Soba y Los Carabeos (Valdeprado del Río) a vivir éstas mascaradas y emocionarme con lo que ofrecen y ojalá que en un futuro sean más.

Volviendo al tema de la recuperación, si atendemos a las fuentes, éstas cinco mascaradas existentes hoy día, son sólo un puñado de las que se tiene constancia pasada y que en vista del éxito y la corriente de recuperación existente en otras regiones, debería sentar las bases de reflexión sobre la recuperación de éstas tradiciones rurales/populares en otros puntos de Cantabria. Incluyendo la misma capital.

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¿Antruidos en Santander?

Siguiendo las entradas de la propia página de la Vijanera, una de ellas compartía una interesante entrada del blog «El Robledal De Todos». En la que se mencionan un par de fuentes que relatan cómo eran los carnavales de Santander allá por el S.XIX, una de las fuentes es el famoso escritor Jose Mª de Pereda, que narra de la presencia de personajes similares a los zamarracos que con esquilas bajan desde Miranda al centro de la ciudad montando gran barullo. Así mismo, no faltaba la presencia de un personaje central de la Vijanera o de Piasca, como es el oso y su amo.

Por una parte, siento cierta vergüenza propia de haber descubierto ésto tan tarde, si bien la Vijanera es famosa, poca difusión se hace de las otras mascaradas de la región y mucha menos difusión se hace de las que hubo y que constan en los archivos bibliográficos. Y por otro pienso en que ahora que se ha conseguido cierta protección de las mascaradas cántabras al ser declaradas Bien de Interés Cultural Inmaterial por el Gobierno de Cantabria, es el momento de tomar impulso y asentar su difusión en otros puntos de la región.

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Ésta por ver si en la capital de la tierruca, alguna asociación cultural o la mera iniciativa ciudadana se decide a recuperar ésta tradición que es más propia que la actual de pasacalles y desfile influenciado por las interpretaciones modernas de un carnaval (recordemos el origen italiano del término), totalmente descontextualizado y sin mucha tradición salvo por el acto del entierro de la sardina, común en muchas localidades.

En Oviedo, éste mismo año una asociación cultural ya ha andado ese camino, y por primera vez desde hace décadas, los Mazcaritos d´Uvieu han vuelto a salir por las calles de la capital asturiana, recogiendo el testigo de una tradición no muy diferente a la narrada por Pereda aunque con las tipicidades propias de Oviedo. ¡Qué envidia!.

La reordenación de las Estaciones de Santander. Reflexiones en alto.

No quiero que la ciudad pierda, nunca mejor dicho, su último tren para ser un lugar moderno, abierto, atractivo para la inversión y la innovación y deje de estar abocada a convertirse en una Benidorm del Norte.

Recientemente se ha publicado en la prensa que se ha aprobado el presupuesto para la obra de derribo de tres edificios de las instalaciones de FEVE (ahora Renfe Cercanías) colindantes con la Calle Castilla de Santander. Como suele ser habitual, los jabones y las loas de las autoridades no han tardado en prometer el oro y el moro y proyectar ésta obra como el comienzo de la tan ansiada y anunciada (desde hace décadas) ordenación urbanística de las Estaciones de tren de Santander.

Sin embargo, ésto no es más que humo, ya que una vez éstos edificios se derriben, no hay más plan. Se van a gastar el dinero en destruir tres edificios en uso: uno de oficinas, uno de almacén y una vivienda para poder vanagloriarse de que el plan va adelante. Y sin embargo, lo que los vecinos van a obtener es un solar en la ya de por sí abandonada Calle Castilla, otro solar más para armonizar el paisaje con los descampados ya existentes en Raos o en Varadero. En la foto de debajo se puede apreciar perfectamente la insignificancia de la intervención, ya que el derribo de éstos edificios liberará una superficie mínima (un 4% de toda la reordenación) que es la misma que por ejemplo el depósito de traviesas viejas que hay frente al centro logístico de Correos.

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Señalados con flechas están los tres edificios que se van a derribar en la C/ Castilla

Llegados a éste punto, cualquier ciudadano se preguntará, bueno, pero ya que derriban, ¿qué es lo que se pretende hacer con las estaciones?, pues bien, leamos lo que el Ayuntamiento de Santander tiene pensado en su PGOU.

La propuesta del Plan General de Ordenación Urbana dice lo siguiente: «Entre la cubierta de las vías y el frente de edificación de la Calle Castilla, se genera una gran bolsa de suelo gracias a la liberación del espacio ferroviario. Tendrá un carácter claramente urbano e irá acompañado por el nuevo vial de acceso. El uso de estos terrenos estará destinado a dotar a la zona de los espacios libres y equipamientos de los que actualmente carece. Cabe destacar la creación de una gran plaza en torno a la cual se situarán los principales equipamientos que pueden incluir una guardería, nuevo centro de salud, un centro de la tercera edad, nuevo edificio de la Policía Local, un nuevo instituto y una zona adicional de edificios de uso terciario. Bajo esta plaza, se situará un gran aparcamiento subterráneo.»

Vayamos por partes, éste plan que preveía que Santander tendría 261.000 habitantes en el horizonte de 2030; cómo se ve, se contempla el uso de la superficie liberada para dotar de servicios al Barrio Castilla-Hermida. Básicamente sería duplicar los ya existentes, excepto la guardería municipal, que no existe en la zona actualmente. Existe un Centro de Salud, hay una comisaría de Policía, aunque con graves deficiencias, hay un instituto, existe un centro de tercera edad y los edificios están ahí, bien con uso ferroviario o de otro tipo, lo único es que no quieren verlos.

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Área afectada por la reordenación de las Estaciones, según el PGOU.

En cambio se ha hecho una planificación de tierra quemada y arramplar con todo lo existente, se quiere dar la vuelta a la zona como a un calcetín y obviar la historia de un barrio crecido en una zona nacida con carácter semi industrial al calor del ferrocarril, el puerto y la actividad pesquera, a pesar de que allá por el siglo XIX fue concebida cómo la expansión natural y de alcurnia de un centro histórico acogotado entre lomas y el mar. Una vez más, se quiere cercenar la historia de un barrio de la ciudad que pronto cumplirá más de 100 años, desde que se empezaron a habitar las primeras casas de la calle Madrid y se estableció la parroquia de los PP. Pasionistas en la Calle Nicolás Salmerón. Cómo viene siendo habitual en Santander, no importa la memoria colectiva ni el sentir del ciudadano, mucho menos el patrimonio cultural y arquitectónico y no digamos una planificación de futuro para la ciudad, lo que importa es que la tajada está ahí, para ser aprovechada por los de siempre.

Está claro que el PGOU, a parte de haber sido anulado en los tribunales, no tiene ni pies ni cabeza en cuánto respecta al aprovechamiento de la superficie que se liberará con la reunificación de las estaciones. Santander se encuentra ante una oportunidad de oro para definir el futuro del centro de la ciudad, de converger lo iniciado por un Centro Botín (si es que algún día se inaugura) y apostar por la arquitectura de verdad, por la sostenibilidad de verdad y ante el desafío de ser valientes de una vez y sacudir la caspa urbanística que ha gobernado ésta ciudad desde hace décadas.

Entre los múltiples edificios que hoy forman parte de «Las Estaciones», como se muestra en la foto siguiente tenemos varios almacenes ferroviarios, el centro logístico de Correos, talleres ferroviarios, un museo del ferrocarril, una torre singular, dos estaciones de ferrocarril y varias edificaciones accesorias de escaso valor arquitectónico. Y en medio, una playa de vías inmensa. Las siguientes fotos lo ilustran de mejor manera.

Zona 1: Plaza de las Estaciones – Peña del Cuervo

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1 y 2 – Edificios anexos de Renfe; 3 y 4 – Almacenes de Renfe; 5, 7 y 8 – Almacenes de Renfe en uso comercial; 6 – Centro logístico de Correos; 9 – Almacén de FEVE; 10 – Estación de Renfe; 11 -Estación de FEVE; 12 – Aparcamiento en superficie; 13 – Torre singular; 14, 15 y 16 – Edificios anexos sujetos a derribo próximo; 17 – Tren de lavado de convoyes de FEVE; 18 – Playa de vías FEVE/Renfe sin uso actual.

Zona 2: Peña del Cuervo – La Marga/Valdecilla

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1- Talleres de FEVE; 2- Talleres de FEVE; 3 y 4 – Edificios anexos de FEVE; 5 – Talleres de FEVE; 6 – Oficinas de FEVE; 7 -Comisaría de policía; 8  – Almacén ferroviario; 9 – Museo del ferrocarril; 10 – Edificio anexo de Renfe en ruina.

Está más que claro que las posibilidades son infinitas ante tal superficie (unas 30 ha o 300.000 m2) la colección de edificios es de lo más variopinto, sin duda, la parte de mayor potencial sería la cercana a las estaciones, donde a parte del conjunto de las estaciones y la torre singular existe una serie de almacenes de gran amplitud. Los planes para la construcción de equipamientos deberían considerar antes que nada la existencia de edificios aprovechables, que a juicio personal son varios y variados, entre ellos las propias estaciones, la torre singular, los almacenes número 3, 4, 5, 7 y 8 de la Zona 1 y el centro logístico de correos. En la zona 2, sólo los almacenes 8 y 9 tienen algo de interés para una potencial actuación. Bien es cierto que en su estado actual, apenas tienen atractivo, sin embargo, con una intervención adecuada, su puesta en valor es segura. Razones no faltan para no cometer otra vez las negligencias realizadas con las naves de Solvay, las naves de Varadero o la fábrica de Cruz Blanca y seguir mutilando nuestro patrimonio industrial en mor de argumentos banales. Con ese pensamiento si se hubiese mantenido la dejadez, la caseta de bombas del dique de Gamazo no se hubiera considerado como «bonita» y hoy habría desaparecido por poner un ejemplo, ¿correrá distinta suerte la nave que alberga el archivo del puerto situada enfrente?. Hoy día sí, está destinada a ser derribada.

Desde ésta humilde tribuna, reto al ayuntamiento a ser valiente y apostar por la arquitectura de verdad, la que integra a las personas con su entorno y viceversa. Santander no necesita invertir miles de millones de pesetas o de euros en edificar su centro para que luego éste quede vacío, lo que necesita es atraer a más gente a vivir y comerciar al centro. ¿Por qué no convertir éste nuevo distrito de Las Estaciones en una referencia de la arquitectura? La clave se llama reutilización adaptativa.

¿Y cómo conseguirlo?, aquí unos ejemplos bien sencillos:

En San Francisco, se ha creado un distrito dedicado a las artes a partir de lo que fue una zona ferroviaria. En Vancouver, con rehabilitar lo que fue un depósito de locomotoras (el estilo al existente en Cajo), se ha conseguido crear un centro de ocio y cultura para la comunidad en una zona residencial.

En Sydney, en lo que fueron los antiguos talleres de ferrocarriles, el gobierno regional ha impulsado una reforma que los ha transformado en un centro de arte, con zonas para talleres de artistas, formación, exposiciones y siempre bajo la premisa de un presupuesto mínimo.

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Soho Factory. Varsovia.

En Varsovia, lo que fue una fábrica de material ferroviario y de piezas de automóvil, es hoy en día un centro de atracción hostelera y cultural, y como vemos, con una intervención mínima. El lugar en cuestión se llama Soho Factory y alberga un museo, restaurantes y comercios. No sólo se crean espacios culturales, también se pueden establecer empresas o industrias no pesadas cómo fábricas de cerveza.

Y así, cientos de ejemplos de que con voluntad y buena planificación, se pueden conseguir intervenciones que den vida a distritos muertos o degradados como lo es hoy día la zona de Castilla Hermida.

Creo firmemente que éste tipo de apuestas son las que realmente pueden cambiar las dinámicas actuales de la ciudad y hacer de Santander un lugar más atractivo, no sólo para el turismo, si no como un lugar para vivir y que ofrece alternativas para volver a los que cómo yo, hicimos la maleta y sólo volvemos a casa por Navidad. Los ejemplos aquí expuestos demuestran que no hacen falta grandes planes megalómanos, si no pequeñas intervenciones, en las que se permita participar al sector privado para que éste desarrolle sus ideas de negocio e inversión, porque al fin y al cabo, los carriles bici y las turborotondas no crean puestos de trabajo una vez las autoridades cortan la cinta. Por si alguien quiere profundizar en el tema y ver que realmente funciona, enlazo ésta web en inglés sobre el caso de la ciudad de Bend, en Oregón.

Pero por encima de todo, lo que no quiero es que la ciudad pierda, nunca mejor dicho, su último tren para ser un lugar moderno, abierto, atractivo para la inversión y la innovación y deje de estar abocada a convertirse en la Benidorm del Norte.

¿Qué dice la CIA de Cantabria?

La CIA desvela en sus informes la poca relevancia de la región y el escaso valor que da al regionalismo cántabro.

Más bien por curiosidad que por las expectativas, he hecho una búsqueda en los archivos desclasificados de la CIA, que desde hace unas semanas están digitalizados y disponibles a golpe de ratón para cualquier internauta.

contenido_14141La verdad es que la CIA no es tonta, y los archivos que hasta ahora están disponibles no tienen mucha «chicha» a parte de ser reportes de lo que los informadores de ésta agencia hacían para que el agente de turno lo procesase en la famosa sede de Langley en el estado de Virginia.

Bueno, pues puestos a buscar, si uno usa el buscador con las palabras «cantabria» o «santander» es bien poco lo que se encuentra, debe ser que los sobaos y las anchoas no son asuntos de interés geoestratégico y mucho menos la llegada del AVE  allende las Hoces y no digamos la escasa importancia de los efectos de destrucción masiva de las felicitaciones navideñas de Revilla.

¿Y cuales son los resultados de la búsqueda?

El aeropuerto de Santander está en construcción, la Cordillera Cantabria es importante al igual que los yacimientos de petróleo de la zona Santander-Bilbao.

Mayormente esas son las grandes informaciones que la CIA recabó desde los años 50 del S.XX sobre nuestra región, y son ciertas, hablamos de la CIA, no la TIA de Mortadelo y Filemón. ¡Dentro imagenes!

En el año 1952 la CIA redacta éste informe sobre transporte, tráfico aéreo civil y aeropuertos de España, ahí se puede encontrar éste fragmento:

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La CIA entiende que el aeropuerto de Santander está en construcción.

 

En él se dice textualmente: «El General González terminó su rueda de prensa diciendo que el aeropuerto de Santander está en construcción y que hay uno planeado en Fuenterrabía». Bueno, si bien es cierto que por entonces se estaba ampliando el aeródromo de Parayas (actual Seve-Ballesteros), el agente Anacleto se olvidó de mencionar que por entonces el aeropuerto principal de Santander estaba en la Albericia, que siguió en funcionamiento hasta 1953.

En Junio de 1953, en una revisión de sus mapas de inteligencia, en un capítulo dedicado a los cambios de la industria petrolera francesa tras la segunda guerra mundial, se puede leer ésto:

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La CIA informa que les han informado de que puede haber petróleo al norte del Ebro. Y si que lo había, pero poco más que para encender un mechero, y estaba en Burgos, al sur del río.

 

El informe detalla que «muchas fuentes de responsabilidad españolas ven zonas al norte del río Ebro y el distrito Bilbao-Santander como las de mayor potencial para encontrar petróleo en España». El tiro no es muy errado, es cierto que en el pueblo de Ayoluengo en la comarca de La Lora, de la provincia de Burgos (nada de distrito Bilbao-Santander, y La Lora está al sur del Ebro), se encontró petróleo y que desde 1967 se han explotado algunos pozos, pero con muy poca producción y apenas impacto económico en la zona.

Y en 1979, ojo al dato, que ya por entonces estábamos en democracia y se supone que la CIA debería tener bastante más facilidad de encontrar información y de contrastarla, se ve éste texto:

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Los adjetivos locativos no eran el fuerte de la Agencia Central de Inteligencia, tampoco consultar mapas actualizados.

 

En el que el autor propone correcciones a los mapas de la CIA de España, ya que se incluyen montañas cómo la «Cordillera Cantabria» y Sierra Morena están en sus mapas, pero no formaciones importantes cómo Guadarrama. En fin, que con haber pillado cualquier libro de geografía de la EGB les hubiera bastado. Y ojo al gazapo que comenta el siguiente párrafo, en que destaca que en los mapas se habían olvidado de mentar Galicia y Andalucía hasta entonces.

La polémica: El sinsentido del regionalismo cántabro

Sin duda éste es uno de los hallazgos que más pena da, o risa, o ambas cosas a la vez. En el informe que la CIA redactó en ¡1995!, sobre las perspectivas de conflictos a nivel geográfico, en el capítulo dedicado a España, a parte de las obvias referencias a los nacionalismos vasco y catalán, encontramos ésta joya:

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El regionalismo cántabro no tiene sentido, si quiera histórico, para la CIA.

 

En el párrafo se comenta cómo España buscó apaciguar las ansias separatistas durante la transición al régimen democrático mediante la creación de autonomías, y que tras 1987 ésta tendencia se fue de madre al ganar fuerza los movimientos regionalistas entre otras regiones en Cantabria. Según el informe, el regionalismo de la tierruca (que fue ducado y tiene una larga tradición regionalista ya desde finales del siglo XVIII) y de otras autonomías como Navarra (que fue reino), Aragón (que fue reino), Valencia (que fue reino) o Mallorca (que fue reino), tienen muy poco, si algo, de fundamento histórico.

Creo que el agente responsable de escribir esto, repito, ¡en 1995!; no estaba muy al tanto de la historia de España ni de la cultura y tradiciones de cada una de las autonomías que la conforman. Vamos, que no saben dónde están pinados o bien, en Cantabria y las otras regiones mencionadas, no somos capaces de poner en valor nuestra cultura y tradición, que a lo mejor es lo que lleva a cualquier foráneo que llegue a la Tierruca por primera vez a buscar los estereotipos de flamenco, toros, paella, toros y ¡olé! entre nuestras brañas y acantilados.

Fuentes:

Pegarse un tiro en el pie (o cómo el medio rural se muere)

Desde ésta modesta tribuna sólo quiero lanzar una voz al viento, predicar en el desierto por un cambio de modelo, clamar porque se termine ésta injusticia y que de una vez, la sociedad se conciencie de lo absurdo de considerar lo rural como algo de segunda categoría

A pesar de que se acercan fechas de celebración y alegría, necesito compartir una reflexión sobre un tema que me preocupa desde hace tiempo y no es otro que el total abandono del medio rural, no sólo por las autoridades, si no por la sociedad casi al completo.

Las sociedades evolucionan, y un efecto lógico del cambio de los sistemas productivos ocurridos en el siglo XX fue la migración de la población rural a las zonas urbanas en las economías más avanzadas. El incremento de la productividad agraria y la dureza de la vida en el agro empujó a mucha gente a emigrar a las ciudades, donde las oportunidades y los servicios son mayores. Éste fenómeno no es algo exclusivo de Europa o de otros países desarrollados, actualmente en África se calcula que hay un 30% de población urbana, que crecerá hasta un 50% hacia el 2025. El problema no es que la gente emigre, faltaría más que fuese un problema el buscar oportunidades para una vida mejor, si no que el vacío social que deja no es reestructurado ni compensado de ninguna manera.

Hoy en día el común de los ciudadanos conoce mejor las costumbres sociales de cualquier otro país, o incluso las adopta como propias, que las tradiciones y conocimientos transmitidos durante generaciones en su región. Lamentablemente Cantabria no escapa a éste diagnóstico y noticias recientes como ésta y el grito de una mujer rural como el de Maria Antonia Santamaría, que tras años viviendo en la ciudad, decidió emprender en el mundo de la ganadería; no son más que nuevas cuentas de un rosario interminable. Es increíble y pasmoso observar cómo se considera lo rural como retrógrado y primitivo, cómo se tilda a los ganaderos de maltratadores de animales o a los agricultores de zánganos. Hartos son los ejemplos en el que se asocia el estereotipo del habitante del medio rural con el de un garrulo que habla a gritos o que sólo sabe de ordeñar vacas. Y claro, poco se puede esperar de una sociedad que escupe en el plato del que debe comer.

 

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Foto de Pedro Gómez – http://www.flickr.com/photos/pdro-gf

 

Parece que los políticos asumen con comodidad que casi un 25% de los ciudadanos cántabros (por encima de un 20% de la media española), que vive en zonas rurales no cuentan para sus decisiones ni en sus políticas. Y la mayoría del 75% restante que vive en zonas urbanas vive de espaldas a un territorio que es su sustento. En un margen de cifras parecido, se puede retratar la realidad de España, que poco a poco se está convirtiendo en un erial salvo en el polo de Madrid y las zonas costeras. Nadie es consciente del riesgo demográfico, social, cultural, económico y ambiental que estamos corriendo y al que nos encaminamos de manera irremediable. Estamos en riesgo de perder la autonomía alimentaria, de perder el control del territorio y del medio, de perder la cultura y el patrimonio histórico situado en zonas rurales (que en España y Cantabria es inmenso) y de quedar a la merced de las grandes empresas e intereses foráneos. Dar la espalda al medio rural, es dar la espalda a la producción de alimentos y de materias primas que luego repercuten en la economía del país. Sin gente en los pueblos o núcleos urbanos en entornos rurales, no habrá quien se haga cargo de nuestros recursos naturales, como ríos, bosques, montañas o parques naturales. Si se desprecia al que produce el pan de que se come, ¿qué futuro espera a la región?.

Las políticas enfocadas al medio rural suelen ser cortoplacistas, tratan de agradar a la población de mayor edad ya que es la mayoritaria en esas zonas, y se contentan con subvencionar obras sin sentido como piscinas y polideportivos en pueblos de 100 habitantes y 2 niños. Pocas personas se atreven a poner en práctica medidas que fomenten el arraigo de las personas en zonas con poca población, encaminadas a suplementar las dificultades que implica vivir en zonas alejadas de muchos servicios. Es necesario apoyar a los empresarios existentes, atraer a nuevos emprendedores, favorecer el acceso a la educación y la sanidad de los habitantes de los pueblos y dotar de las infraestructuras necesarias (no sólo piscinas y polideportivos), que permitan que ésta gente deje de ser ciudadanos de segunda. Las políticas agrarias y ambientales han de ser integradas con el medio, los recursos y el capital social de cada zona. En el caso de Cantabria, no sería una utopía facilitar una integración entre el agro-turismo, la promoción y conservación del patrimonio acompañados de la mejora de las condiciones de vida de los cántabros que viven en el medio rural. Los medios existen, las voluntades ya son otra cosa.

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Carmona. Foto de kyezitri – http://www.flickr.com/photos/80943959@Noo

 

Desde ésta modesta tribuna sólo quiero lanzar una voz al viento, predicar en el desierto por un cambio de modelo, clamar porque se termine ésta injusticia y que de una vez, la sociedad se conciencie de lo absurdo de considerar lo rural como algo de segunda categoría y que es un medio en el que es necesario volcar esfuerzos para que salga adelante, porque dependemos de ello. Poca gente es consciente del potencial que tenemos en Cantabria, para producir en mayor cantidad y con la mejor calidad, pudiendo ser auto suficientes en la mayoría de alimentos habituales en la dieta de sus habitantes. Los valientes empresarios que sacan adelante productos agro-alimentarios son claros ejemplos de que es posible producir calidad en la región, los premios que atesoran muchos de ellos son la muestra de que es así.

Y es esto, la valentía, lo que sin duda definirá a quienes se atrevan a romper con el conformismo urbano reinante y apostar por una vida diferente, a contracorriente pero más acorde con la realidad humana, porque al fin y al cabo, somos animales bípedos que parece nos hemos pasado de listos rechazando nuestros lazos con lo natural. Y que en un sentido figurado, somos como un cazador que para comprobar que todo va bien se dispara en el pie para cerciorarse de que la escopeta funciona, mientras la liebre ya huye espantada por el sonido del disparo.

 

 

*Foto de cabecera: Peña Amaya de Rubén Díaz Caviedes

 

 

 

 

La historia de Cristuébalo

Ésta entrada hablará sobre Cristuébalo, el nombre del personaje que ha inspirado éste blog. El bueno de Cristuébalo fue uno de los primeros repobladores de la Meseta de los que se tiene constancia documentada gracias a la carta puebla de Brañosera.

Ésta entrada hablará sobre Cristuébalo, el nombre del personaje que ha inspirado éste blog. El bueno de Cristuébalo fue uno de los primeros repobladores de la Meseta de los que se tiene constancia documentada gracias a la carta puebla de Brañosera.

La carta puebla es un documento que expedían los reyes de los reinos cristianos de la península ibérica durante los tiempos de la Reconquista. Éste documento otorgaba derechos de repoblación sobre un área bajo dominio del rey o de su representante. Las personas que se acogían a éste régimen, eran hombres libres, normalmente exentos de ciertas obligaciones para facilitar su asentamiento en tierra de frontera y así asegurar el repoblamiento de estas zonas de interés estratégico en el largo proceso que fue la Reconquista. Las tierras que estos repobladores labraban eran de su propiedad ya que eran considerados hombres libres, aunque la potestad sobre el territorio comprendido en la carta puebla podía ser del rey, un noble o de un obispo u abad.

Pues bien, la carta puebla más antigua de la que se tiene constancia, es la de Brañosera, datada en el 824 de nuestra era. Fue sancionada por el conde Munio Núñez, casado con Argilo y miembro de la corte del rey Alfonso II de Asturias. En esos momentos, el pequeño reino de Asturias comenzaba a asentarse como una entidad de peso, tras conseguir, por primera vez tras la invasión musulmana, realizar varias campañas de éxito en Galicia, León y Castilla, llegando a liberar Lisboa. En esos momentos, el pequeño reino era refugio de las élites visigodas y de la población de descendencia hispano romana que había huido de la ocupación musulmana, apenas un siglo antes. Era crucial sobrevivir, y para ello, se creó una tierra de frontera en lo que es la actual Castilla y León, en las tierras al norte del Pisuerga primero, que quedó prácticamente despoblada. A medida que los cristianos fueron retomando el control de las zonas limítrofes al sur de la Cordillera Cantábrica,  era necesario establecer una población y un gobierno que pudiera defenderlas de las incursiones y ofensivas del emirato de Córdoba. Por ello, había que atraer a los repobladores (o regular a los que ya vivían en la zona) con ciertos privilegios, como exenciones de impuestos o la facultar de cobrar derechos de pastoreo, por ejemplo.

Alfonso II de Asturias. Foto de Artehistoria.com

En medio de este lío, es como aparece nuestro amigo Cristuébalo, suponemos que cuanto menos un hombre valiente, al que las circunstancias empujan a aceptar el reto de repoblar una zona bastante inhóspita en las últimas estribaciones de la cordillera, cuyo nombre deriva del latín Brannia Ossaria (por la presencia del oso en esos parajes, a los que por cierto ha vuelto en los últimos años). Me gusta imaginar, que Cristuébalo era un buen señor, de mediana edad, con mujer y prole a su cargo, que a lo mejor, tuvo que huir a toda prisa de su casa en alguna villa de los campos de cereal de la Meseta. Quien, tras un tiempo refugiado en el verde refugio de las Asturias, y viendo que los escasos recursos de la tierra, la superpoblación y la necesidad de asegurar el futuro de su familia, le hacen tomar la decisión de aventurarse en territorio apenas liberado de la amenaza musulmana. Cristuébalo no estaba solo en la aventura de repoblar la Braña de los Osos, le acompañarían Valerio, Félix, Zonio y Cervello con toda su parentela según narra la carta puebla. Haciendo un ejercicio de imaginación, no es complicado ponerse en la piel de estos hombres, que cargados de sus enseres, quizás llevando animales consigo, levantaron un poblado y pequeñas granjas en esa braña con la esperanza de un futuro mejor. Las crónicas dicen, que los repobladores de esa zona, probablemente proviniesen de la zona central de Cantabria, que superando el paso de Palombera se asentaron en las actuales tierras de Campoo, la Montaña Palentina y sus adyacentes. En éste artículo de la web vacarizu se explica que «Tanto Pérez de Urbel como García Guinea dan como posible que el conde Munio Núñez dominara Liébana y Campoo en el reinado de Alfonso II el Casto. Él es quien se encarga de reclutar a varias familias de Cabuérniga como primera avanzadilla hacia la repoblación; puédense considerar como los foramontanos de primera hora.» 

No sería hasta el siglo XX cuando a estos pioneros repobladores se les comienza a denominar como «foramontanos»; un término que aunque popular, es rebatido por algunos expertos. Usando el carácter popular que tiene hoy día, he querido tomarlo como propio para denominar a los que como Cristuébalo, hemos sido empujados a salir más allá de las montañas para poder labrarnos un futuro. Aún más teniendo parte de mis orígenes en esa zona de la tierruca, muy cerca de donde se marca hoy el comienzo de la Ruta de los Foramontanos, no puedo más que sentirme en gran modo representado por ese término.

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Vista de Brañosera.

Y por último, recomiendo visitar el pueblo de Brañosera, que 1200 años después, sigue ahí a 1200 m de altitud, en un paraje espectacular entre montañas y bosques, desafiando los fríos inviernos y la despoblación rural. Y si está ahí, es gracias a la labor de Valerio, Féliz, Zonio, Cervello, Cristuébalo y sus parentelas. Gracias a ellos, y a miles de «foramontanos» como ellos, se cimentó la identidad de lo que hoy es nuestro país, y de la apasionante historia que le siguió, pero de eso hablaremos otro día. Como dijo Víctor de la Serna, promotor del término foramontano: «Aquí empieza España, compañero. Si los españoles fuéramos aficionados a contarle a la gente propia y a la extraña algo de lo que somos, aquí pondríamos una piedra lisa, rosada, de las canteras de la Hoz de Santa Lucía, hermana en dignidad y nobleza de la arenisca dorada de Salamanca, del Travertíno romano y de la piedra de Colmenar con este letrero: Aquí empieza esa cosa inmensa e indestructible que llamamos España».

Reflexiones sobre el Seve Ballesteros

El Seve Ballesteros puede y debe convertirse en la referencia del bajo coste del norte de España.

Partiendo del punto en el que este artículo es totalmente subjetivo, como cántabro que vive lejos de la tierruca y con la perspectiva de usuario habitual del Aeropuerto de Santander, quiero reflexionar un poco sobre lo que el Seve Ballesteros es hoy y lo que podría ser en un futuro.

Bien es sabido que siendo poco más de medio millón de cántabros, la lógica diría que teniendo un aeropuerto internacional como Bilbao a 90 km del nuestro, el aeródromo de Parayas apenas tiene sentido. La verdad es que hasta que no llegó Ryanair en 2005 todo apuntaba a que sí, pero de pronto y en pocos años, se quedó pequeña la terminal y en 2012 llegamos a pasar del millón de pasajeros anuales. Una locura para los que conocimos los tiempos en que el mayor gozo diario de los aficionados a la aviación era ver aterrizar y despegar entre un zumbido ensordecedor los viejos Fokker de Air Nostrum que conectaban Santander con Madrid y Barcelona.

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Foto de Pablo Rebolledo

La llegada del bajo coste trajo de la mano una apertura de oportunidades para la región, directas a través de los empleos que genera el aeropuerto, e indirectas a través de las inversiones y turismo que se empezaron a mover. Los cantabros no sólo pudimos empezar a conocer capitales europeas en escapadas de fin de semana, si no que a nuestra región empezaron a llegar gentes buscando algunas de la miles de cosas que podemos ofrecer.

Hoy en día se critica mucho que las aerolíneas operen subencionadas, personalmente, pienso que es dinero público que da mucho más rédito que el regalado a muchas asociaciones o malgastado programas absurdos (y en Cantabria no faltan ejemplos de ello). Es dinero invertido en facilitar las comunicaciones y promoción de un lugar, lo que siempre que se haga de manera cabal, acabará teniendo un rédito, bien por el movimiento de turistas que genera, los empleos que una infraestructura como un aeropuerto genera, las oportunidades de negocio que facilita, la promoción de la región y sus activos, etc.

El Seve Ballesteros puede y debe convertirse en la referencia del bajo coste del norte de España, por muchas razones. Se tiene constancia de que no sólo la gente de Cantabria y provincias limítrofes usan el aeropuerto como punto de embarque, no es raro encontrar gallegos, aragoneses, navarros o leoneses entre los viajeros. ¿Por qué? Precio, facilidad de acceso y sin duda, oferta. En un país con más aeropuertos por habitante que ningún otro en europa, la clave para este sea rentable, y según AENA, el Seve Ballesteros lo és; es diferenciar el producto ofertado.

Y en este sentido, ya hay mucho hecho: la facilidad de acceso del aeropuerto por carretera, su proximidad a Santander, una infrastructura de pasajeros infrautilizada y un aeropuerto que está al 50% de su capacidad aproximada (sin considerar ampliaciones de horario), son sólo algunas de las ventajas que tiene respecto a aeropuertos vecinos. Otras distinciones es la potencial integración con el Puerto de Santander dada la proximidad entre ambos, la oferta de destinos exclusivos como Edimburgo o la nueva ruta a Varsovia, la consolidación de una oferta de bajo coste existente desde 2005 y cómo no, el atractivo turístico de Cantabria.

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Foto de Alberto Montes

Lo que realmente hace falta es un consenso a nivel regional entre las diferentes partes implicadas, empezando por los ayuntamientos  de Camargo y Santander, el gobierno regional, el sector privado (turismo y hostelería), empresarios, usuarios, AENA, el Ministerio de Fomento (ahora más que nunca con el ministro De La Serna) y aunar las sinergias de los diferentes intereses de todas estas partes. La creación de un comité de coordinación del aeropuerto es un paso imprescindible para empezar este movimiento que permita coordinar las diferentes necesidades que requiere la labor de convertir nuestro aeropuerto en una referencia. Cantabria por si misma ya atrae mucho turismo a través de su aeropuerto, y permite que los cántabros podamos viajar a más destinos. Posibilitar comunicaciones es posibilitar oportunidades de negocio, culturales y sociales algo de lo que nuestra región carece en parte en las últimas décadas. Independientemente de la ideología, orientación política o empresarial, el interés de la región y de los cántabros es lo que debe primar a la hora de tomar decisiones y actuar respecto al aeropuerto.

Muchas oportunidades se han dejado pasar, sería una irresponsabilidad como comunidad dejar pasar esta de convertir el aeropuerto en uno de los motores de Cantabria. La responsabilidad de que no ocurra es de todos, desde el primero de los cántabros, el presidente de la comunidad hasta mí, que me encuentro a 10.000 km de la tierruca en éste momento. Luchemos todos juntos por algo que realmente merece la pena.