Beato, el rugido de la Reconquista

La voz de un humilde clérigo de las montañas de Liébana que sentó las bases de lo que sería la Hispania medieval.

Ésta semana comienza el Año Jubilar Lebaniego, un evento que promete con poner en relevancia a Cantabria al menos unos meses y atraer algún puñado de turistas más de los habituales. Pero no vamos a hablar del Año Jubilar, ni de Santo Toribio, si no de un personaje que desde ese mismo lugar cimentó parte de lo que es hoy nuestra cultura.

Hacia el 784 de nuestra era, desde un pequeño recodo de Liébana se escribieron unas misivas que supusieron el acicate para la resistencia ideológica (apoyada en la teología) de los reinos cristianos herederos de la Hispania visigoda. Gracias a ello, 1233 años después y en unos días, los cántabros y aquellos forasteros de bien podrán acercarse a ese mismo lugar de Liébana para celebrar uno de los seis jubileos que reconoce la Iglesia Católica.

Fue en el 784 cuando San Beato de Liébana comenzó su resistencia ante las corrientes «buenistas» de la curia eclesiástica hispana de la época, que lideradas por  Elipando, obispo de Toledo y  apoyado por Félix, obispo de Urgel, suavizaron las doctrinas teológicas de entonces para hacerlas próximas en cierto modo a las de los nuevos gobernantes musulmanes. En ellas, Elipando defendía que Jesús no era de origen divino, si no un humano adoptado por Dios, de ahí el nombre de adopcionismo para ésta doctrina.

En cambio, en el pequeño territorio cristiano-visigodo libre del primigenio Reino de Asturias, protegido por la Cordillera Cantábrica, un humilde clérigo, llamado Beato, y su compañero Eterio asumieron el reto de refutar las nuevas corrientes «adopcionistas» de Elipando y Félix. Éstas diatribas, con las que Beato llegó hasta el propio papa de Roma y al mismísimo Carlomagno, por entonces máximo representante del poder europeo; se plasmaron en una serie escritos denominados Comentarios. La polémica fue tal, que se llegaron a convocar sínodos en Ratisbona y Francfort en los años sucesivos para reafirmar la doctrina de Beato y rechazar la propuesta adopcionista. Beato, con su firmeza y celo, consiguió que a Elipando y Félix se les declarase herejes, siendo éste último ordenado por el propio Carlomagno a abjurar delante del Papa. La polémica fue de gran alcance como se ve, y los insultos que se cruzaron Elipando y Beato no fueron cosa baladí, llegando Beato a calificar a su oponente como «mono de circo» o «testículo del Anticristo», ahí es nada.

Pero la obra de Beato no se limitó a desmontar laherejía del máximo representante eclesiástico de Hispania, no, el bueno de Beato nos dejó una obra capital de la cultura medieval, sus famosos comentarios al Apocalípsis.

Ésta obra fue uno de los libros más importantes de la Edad Media, a parte del contenido teológico de los textos, las miniaturas que adornan la obra y las diferentes copias suponen un legado impresionante del arte medieval hispano. Tanto es así, que éste tipo de obras, reciben el nombre popular de beatos. Pero su legado no acaba aquí, fue  Beato el primero en citar al apóstol Santiago cómo patron de las Hispanias, recordemos que aún pasarían unos años hasta que se «descubrió» su sepulcro en Compostela. Gracias a la posterior promoción del lugar de descanso eterno de los restos de Santiago, el reino de Asturias pudo encontrar un recoveco por el que conectar con la Europa de Carlomagno y dotar de un protector a la inmensa empresa de la Reconquista; algo que parecía impensable en aquellos momentos en los que los musulmanes ocupaban casi por entero la Península Ibérica. Se puede decir en cierto modo Beato fue el que sembró la semilla  ideológica que daría como fruto los reinos hispanos medievales y la España moderna.

Citando a J.J. Esparza: «El planteamiento de Beato va a ser de enorme importancia para la Reconquista. Por así decirlo, él es el primero que formula la filosofía de la «recuperación de Hispania». Al igual que el mundo bajo el Apocalípsis, así sufría Hispania bajo el yugo de Mahoma. La tierra que evangelizó Santiago, el reino hispanogodo, está esclavizado y su salvación vendrá cuando se restauren la corona y la cruz sobre todas las tierras cristianas«.

Así pues, haciendo un pequeño viaje en el tiempo, parece mentira que en un lugar tan remoto e ignoto por entonces como el reino de Asturias, en las estribaciones de los Picos de Europa, un humilde clérigo, gracias a su convicción y cerrazón consiguiera vencer las adversidades de su tiempo para defender unas ideas teológicas y políticas que han llegado hasta nuestro tiempo. No sólo contaba con la oposición de la jerarquía eclesiástica hispana, también con el aislamiento físico que suponía vivir a éste lado de la cordillera, y con su condición de mero clérigo. Aún así, supo llegar donde debía sin cejar en su empeño, quizás consciente de la importancia de sus ideas y del legado que éstas tendrían en un futuro. Beato fue quien sentó las bases sobre las que nuestro Cristuébalo asentó su valor para iniciar la aventura de Brañosera. Sus escritos fueron como un rugido feroz desde las cumbres de Liébana para despertar del letargo a los pueblos libres de la Hispania cristiana y para atraer la atención del corazón de Europa y la cristiandad hacia el noroeste de la península.

Está probada su relación con el actual monasterio de Santo Toribio de Liébana, está claro que su obra mayor la realizó en su vida en la comarca de Liébana, habitando el por entonces conocido como monasterio de San Martin de Turieno, al servicio de la corte asturiana. Se sabe que era clérigo del monasterio y que fue conocido por su erudición y sencillez. De hecho Elipando llega a denominarlo campesino errante para desprestigiarlo. No se conocen muchos más detalles sobre su lugar de nacimiento y de enterramiento. Se cree que murió en el 789 de nuestra era.

Durante aquellos años fue también cuando a ese mismo monasterio llegaron unas reliquias traídas desde Tierra Santa por el obispo Toribio de Astorga, entre ellas, uno de los mayores trozos que se conservan de la cruz de Cristo y los restos del propio Toribio. Y así comenzó la tradición que ha llegado hasta hoy de peregrinar a Santo Toribio. Pero eso, es una historia para otro día.

Monasterio de Santo Toribio de Liebana. Año Jubilar 2017 from Aeroworkx on Vimeo.